El Teatro Coliseum de la Gran Vía madrileña vivió ayer 26 de noviembre una memorable noche de gala al acoger el estreno de CHICAGO, EL MUSICAL. Decenas de rostros populares pasaron ante la tradicional alfombra roja dispuestos a presenciar el espectáculo. Entre ellos estaban Loles León, Leandro Rivera, Ernesto Alterio, Víctor Ullate, Núria Fergó, Juan Pablo Di Pace, Pilar Castro, M. Teresa Campos y, procedentes de Broadway, Lin-Manuel Miranda (autor del exitoso IN THE HEIGHTS) y John Kander (compositor de la partitura de CHICAGO).

Desde la noche de ayer, el Coliseum está teñido de rojo y negro, los colores símbolo del musical CHICAGO, símbolos también de la pasión, el crimen, la noche, el jazz... los ingredientes del Chicago de los años 20, donde crímenes y amores pasionales convivían en una sociedad en la que los asesinos ocupaban las portadas de los principales tabloides, siendo objeto de admiración de una sociedad dominada por el poder de la prensa.

Esa realidad fue reflejada en una obra de Maurine Dallas Watkins y, a su vez, en el musical que John Kander, Fred Ebb y Bob Fosse escribieron en 1975. Un espectáculo que rompía con los cánones del género en su tiempo y que no fue hasta 20 años después -gracias al estreno en Broadway de su maravilloso revival- cuando obtuvo el reconocimiento que merecía tan magistral pieza.

En 1995 el ciclo Encores! del New York City Center -centrado en recuperar piezas poco reconocidas del musical norteamericano- produjo una versión concierto del CHICAGO de Kander, Ebb y Fosse. Tal fue el éxito que se decidió transferir el musical a Broadway partiendo de esta simple base, con una escenografía mínima, potenciando la atención en los intérpretes, en las coreografías y en la partitura.

El resultado fue un éxito abismal. Desde entonces CHICAGO ha permanecido en cartel en Broadway, donde actualmente se representa en el Ambassadors Theatre. En 1997 llegó al West End londinense, donde en la actualidad es el musical procedente de Broadway que mayor tiempo se ha mantenido en cartel. Y así se ha representado en diferentes países e idiomas.

Ahora esta misma producción de CHICAGO, con dirección original de Walter Bobbie, coreografías de Ann Reinking (a partir de las creadas por Bob Fosse) y dirección musical y arreglos de Ralph Burns, se puede ver en el Teatro Coliseum de Madrid de la mano de la productora Stage Entertainment España.

CHICAGO es uno de los musicales más interesantes de los últimos tiempos. Es elegante, energético, sensual y cautivador. A pesar de estar situado casi un siglo atrás, su historia continúa siendo tan vigente como entonces: la corrupción, los crímenes pasionales y la manipulación de la prensa sigue conviviendo con nosotros día a día.

El espectáculo rompió cánones del género en su momento al establecer como personajes protagonistas a dos mujeres ambiciosas, Roxie Hart y Velma Kelly, que están en prisión a la espera de juicio por cometer un crimen pasional. Ellas, junto al corrupto abogado Billy Flynn que utiliza a la prensa sensacionalista para conseguir la libertad de sus clientes, sostienen el peso principal de la función. Es por este motivo que es sumamente importante la elección de los tres intérpretes que se pongan en la piel de estos personajes.

Natalia Millán (Velma Kelly), Marcela Paoli (Roxie Hart) y Manuel Bandera (Billy Flynn) cumplen con creces el objetivo en esta producción. Natalia Millán asume con valentía el que sin duda es el personaje más complicado del espectáculo. Velma Kelly posee números que requieren un perfecto estado físico y un alto nivel actoral, vocal y de baile. Millán los resuelve con efectividad, seduciendo al público en cada uno de sus números.

La argentina Marcela Paoli ha eliminado su acento nativo y se enfunda en la piel de una Roxie Hart pilla y simpática, que disfruta de los momentos más cómicos de la función, en los que se nota que la actriz se siente más cómoda.

Por su parte Manuel Bandera explota al máximo su faceta de galán seductor para dar vida al abogado Billy Flynn, deslumbrando en particular en la escena  del juicio, en el que lidera con soltura su particular circo para conseguir salvar de la condena a Roxie.

El resto de personajes principales lo forman Linda Mirabal como Mama Morton, Fedor de Pablos como el entrañable Amos Hart y G. Rauch  como una impactante Mary Sunshine.

Si la elección del trío protagonista es fundamental en este espectáculo, no lo es menos el cuerpo de baile, que ha de ejecutar las sofisticadas y meticulosas coreografías inspiradas en el estilo del maestro Fosse. En este caso, el cuerpo de bailarines es excelente, ofreciendo momentos magistrales en temas como el de apertura, que es sencillamente soberbio.

Desde la primera nota hasta la última, la partitura de CHICAGO compuesta por John Kander traslada al espectador al inquietante y seductor mundo de la norteamérica de los años 20. Es tremendamente complicado seleccionar uno o dos “showstoppers” en este musical en el que todas las canciones son obras maestras, siendo, sin duda, el trabajo más redondo del dúo creativo. El musical no baja en ningún momento el ritmo durante las más de dos horas que dura la función, manteniendo la atención del espectador al máximo en todo momento.

La función de estreno de CHICAGO en Madrid fue especial por muchos motivos, uno de ellos la presencia entre el público de su compositor John Kander que, con 84 años de edad, rompía así una de sus tradiciones de no acudir a los estrenos de las producciones del musical fuera de Nueva York. Kander -también creador de las partituras de musicales como KISS OF THE SPIDER WOMAN o CABARET- subió al escenario tras la representación y tuvo palabras de elogio para la compañía española del musical, asegurando que era una de las mejores producciones que había presenciado, y de recuerdo para sus compañeros Ebb y Fosse, ya fallecidos.

Esta historia de asesinatos, codicia, corrupción, violencia, explotación, adulterio y traición no dejará indiferente al espectador, que quedará seducido por el ritmo jazz y la sensualidad de CHICAGO.