SINGIN’ IN THE RAIN, uno de los grandes clásicos de la historia del cine musical de Hollywood, ha vuelto al West End por la puerta grande, estrenándose la noche del 15 de febrero de 2012 en el Palace Theatre de Londres, uno de los teatros más imponentes de la ciudad.

Así como los juke-box musicals juegan con la ventaja de contar con un array de canciones muy populares para captar público, la puesta en escena de grandes clásicos del cine, como SINGIN’ IN THE RAIN, THE SOUND OF MUSIC o 7 BRIDES FOR 7 BROTHERS, atrae a la audiencia por el hecho de que, además de conocer sus canciones, conoce también la historia que explica, sabiendo de antemano lo que va a presenciar.

Tras su éxito en el Chichester Festival el pasado verano, esta producción de SINGIN’ IN THE RAIN dirigida por Jonathan Church ha llegado al West End dispuesta a cautivar al público londinense, y de momento lo ha conseguido. La gran ovación ofrecida por todo el público en pie al final de la función de estreno es muestra de ello.

SINGIN’ IN THE RAIN se sitúa en la época del final del cine mudo, del comienzo del cine hablado tras el estreno de la película THE JAZZ SINGER en 1927 y del consecuente caos que éste provocó en productoras y artistas del cine no hablado. Don Lockwood (Adam Cooper) y Lina Lamont (Katherine Kingsley) son una afamada pareja de actores que debe iniciarse en el cine hablado, con el contratiempo de que la voz y el acento de Lina no son los apropiados. Aquí entra en escena la voz de la joven actriz Kathy Seldon (Scarlett Strallen) de la que Don se ha enamorado irremediablemente.

Esta producción de SINGIN’ IN THE RAIN cuenta con un estiloso diseño escénico de Simon Higlett que se apoya en una gran pantalla central donde se proyectan imágenes de las películas en blanco y negro.

Los tres protagonistas cumplen a la perfección con su cometido. El coreógrafo y afamado bailarín Adam Cooper consigue que el público se olvide de Gene Kelly (quien recreó el personaje de Don en la gran pantalla); Scarlett Strallen ofrece una adorable y dulce Kathy; y Katherine Kingsley demuestra su versatilidad camaleónica poniéndose en la piel de la irritante y chillona Lina Lamont. Junto a ellos, Daniel Crossley capta todo el humor y la esencia de su personaje Cosmo, el mejor amigo de Don.

El ensamble ofrece un trabajo brillante, en especial poniendo en escena las maravillosas coreografías de Andrew Wright, que llenan el escenario de baile y gran vitalidad y estilo. En especial, en el número estrella del musical, el tema que da nombre al espectáculo “Singin’ In The Rain” que cierra el primer acto y es repetido como bis tras la función, en el que la lluvia aparece en escena de manera magistral e incluso parte del público de las primeras filas no sale indemne de los chapoteos bajo la lluvia de los intérpretes.

SINGIN’ IN THE RAIN es un espectáculo dulce, enternecedor y melancólico. La nostálgica partitura de los años 1920-1930 compuesta por Nacio Herb Brown y Arthur Feed y el libreto de Betty Comden y Adolph Green –quienes adaptaron su propio guión para el teatro- ofrecen grandes momentos de humor y romance que cautivan al espectador, consiguiendo que reviva el genuino sentimiento de magia que tan sólo los musicales son capaces de ofrecer.