El Teatre Nacional de Catalunya (TNC) ha vuelto a aliarse con Dagoll Dagom para la producción de un musical: ALOMA, adaptación de la novela que Mercè Rodoreda publicó el año 1938 y que revisó más de treinta años después desde el exilio. La noche del jueves 16 de octubre la Sala Gran del TNC vivió el esperado estreno de este nuevo musical. Como es habitual en este tipo de eventos, el aforo estaba lleno de personalidades políticas y rostros populares que no quisieron perderse esta cita. Y es que, si la temporada pasada este teatro inauguraba el Año Rodoreda –que conmemora el centenario del nacimiento de la escritora catalana– con el estreno de “La plaça del Diamant”, este año ha querido volver a sumarse a la celebración con el estreno de ALOMA, bajo dirección de Joan Lluís Bozzo.

Con adaptación teatral de Lluís Arcarazo y música y letras de Alfonso Vilallonga, ALOMA es un musical intimista que sus creadores definen no como un musical al uso, sino “como un invento con una estructura nueva”, en el que es la protagonista quien más explica sus vivencias a través de las canciones.
ALOMA retrata el paso de la adolescencia a la madurez de una joven que se enamora de un hombre maduro y que vive en un entorno familiar austero, marcado por el suicidio de su hermano mayor.

Julia Möller y Carme Sansa interpretan al personaje central desde diferentes perspectivas, Möller representa a la adolescente solitaria y soñadora que cae bajo las garras del amor, y Sansa se pone en la piel de la Aloma madura, que hace las veces de narradora de la historia, y permite realizar saltos en el tiempo y ofrecer otra perspectiva del personaje.

Junto a ellas, Carlos Gramaje como Robert, Josep Julian como Joan, Anabel Totusaus como Anna, Gisela como Coral, Anna Moliner como Maria, Ferran Frauca como Vell Cabanes y Marc Pujol interpretando a diversos personajes, completan un elenco en el que tres niños –Henry Lardner, Pol Orrit y Maria Codony– se alternan en la interpretación del personaje de Dani, el sobrino de Aloma.

Montse Amenós –como es habitual en los espectáculos de Dagoll Dagom- se ha responsabilizado del vestuario y de la escenografía que recrea diferentes estancias de la casa y, mediante cortinas y las proyecciones audiovisuales de Franc Aleu, permite convertir la escena en un embarcadero, en un cine, en las calles de Barcelona o rememorar la “Nit de Sant Joan” con sus inseparables fuegos artificiales.

Alfonso Vilallonga, responsable de la música y letras de las veinte canciones que forman parte del musical, ha compuesto un repertorio atrevido, emotivo y a la vez irónico que incluye, además, alguna canción de la época –un tango y música de cine– y la musicación –a “Illa dels lliris vermells” y “Beveu, tristos amants”– de algunos versos de Rodoreda pertenecientes a su poemario ‘Agonia de llum’.

La adaptación teatral de Lluís Arcarazo ha querido ser fiel a la esencia de “Aloma”, a su lenguaje, a la fuerza de sus personajes y al pesimismo que impregna la historia, pero ha tenido que sacrificar algunos elementos y algunos personajes que aparecían en la novela.

Hace cuatro años Dagoll Dagom y el Teatre Nacional de Catalunya unieron fuerzas por primera vez para llevar a cabo el re-estreno de MAR I CEL, coincidiendo con el 30 aniversario de la compañía catalana. Desde entonces ningún otro musical ha formado parte de la programación del TNC, ni de ninguno de los otros teatros públicos de Barcelona (Teatre Lliure y Mercat de las Flors).

Aunque cierto sector de la profesión pueda mostrar aversión ante el estreno de musicales en los teatros públicos, lo cierto es que éstos deberían proliferar aún más. La “alianza” del TNC se tendría que hacer extensible a otras compañías / productoras e, incluso, sería positivo que se desarrollara algún proyecto de producción propia, tal y como realizan otros teatros públicos de ciudades como Londres o Nueva York, donde es habitual encontrar en su programación, como mínimo, un musical por temporada.

Los musicales no dejan de ser un género teatral, y como tal no tienen porqué asociarse siempre con el término “comercial”, y un teatro público que está al servicio del espectador tiene la obligación de ofrecer un amplio abanico de géneros y acercar al público montajes que, de otra manera, no podría presenciar. Así pues, de la misma manera que potencia la dramaturgia catalana, podría destinar una parte a realizar lo mismo con la composición de espectáculos musicales, y de la misma manera que presenta producciones de autores clásicos como Chéjov o Shakespeare, podría presentar montajes de compositores clásicos, como Bernstein, Porter o Rodgers & Hammerstein.

Por fortuna, esta temporada los musicales son protagonistas de dos teatros públicos en nuestro país y, al mismo tiempo que el Teatro Español en Madrid revive el montaje de SWEENEY TODD, de Mario Gas, el Teatre Nacional de Catalunya acoge esta ALOMA hasta el 4 de enero de 2009. La intención es que los dos espectáculos puedan iniciar una gira que les los acerque a diferentes ciudades del país.