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LOVE NEVER DIES vive una majestuosa noche de estreno en Londres

10/03/2010
El 9 de marzo de 2010 se estrenó oficialmente en el Adelphi Theatre de Londres la secuela de THE PHANTOM OF THE OPERA. El nuevo musical de Andrew Lloyd Webber está protagonizado por Ramin Karimloo y Sierra Boggess.

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La noche del 9 de marzo el Adelphi Theatre de Londres acogió el esperado estreno de LOVE NEVER DIES, la secuela de THE PHANTOM OF THE OPERA de Andrew Lloyd Webber. Decenas de rostros populares de la escena británica pasaron por la alfombra roja del Adelphi, entre ellos Sheridan Smith y Duncan James (LEGALLY BLONDE), Arlene Phillips (coreógrafa de SATURDAY NIGHT FEVER), Graham Norton (LA CAGE AUX FOLLES), Elaine Paige o Sarah Brightman (la Christine original).

Si THE PHANTOM OF THE OPERA estaba situado en París en el año 1881, LOVE NEVER DIES traslada la acción a Coney Island (Nueva York) en 1907. El Fantasma se ha escapado hacia Nueva York con Madame Giry y Meg Giry; la estrella del circo que él regenta en Coney Island. Al construir un nuevo teatro de ópera, convence a su amada Christine Dáae –ahora convertida en una gran estrella y casada con Raoul– para que cante para él una vez más... Este es el punto de partida de este nuevo espectáculo a partir del cual se volverá a desarrollar el triángulo amoroso entre Christine, el Fantasma y Raoul.

Con partitura de Andrew Lloyd Webber, el libreto está creado por el mismo Webber junto con Frederick Forsyth, Glenn Slater y Ben Elton y las letras de las canciones son de Glenn Slater.

Para la elección del dúo protagonista, Webber desestimó la idea de crear uno de sus populares programas de televisión y apostó por dos jóvenes intérpretes que han despuntado en los últimos años: Ramin Karimloo (THE PHANTOM OF THE OPERA) como The Phantom y Sierra Boggess (THE LITTLE MERMAID) como Christine. Junto a ellos lideran el elenco Joseph Millson como Raoul, Liz Robertson como Madame Giry, Summer Strallen como Meg Giry; y Niamh Perry, Adam Pearce y Jami Reid-Quarrell, que dan vida a un peculiar trío de personajes, maestros de ceremonia del circo: Fleck, Squelch y Gangle.

Como no se podía esperar menos en un espectáculo con el sello Andrew Lloyd Webber, la producción cuenta con una puesta en escena cuidada, espectacular, luminosa, con una escenografía sustentada en gran parte por proyecciones que consiguen crear en ciertas situaciones efectos tridimensionales sorprendentes para el público. Y el espectáculo incluye escenas memorables, como las de los temas “Look With Your Heart” o “Dear Old Friend”, con el inconfundible sello de su autor. Además, la banda sonora de LOVE NEVER DIES incluye uno de los mejores duetos compuestos por Andrew Lloyd Webber, "Beneath the Monless Sky", interpretado de manera excepcional por Ramin Karimloo y Sierra Bogges, una de las canciones más sensuales de la historia del género.

Algunos de los aspectos más cuestionables de este nuevo musical están relacionados con las licencias que Andrew Lloyd Webber se permite por ser una pieza clave en la historia del teatro musical, y uno de los hombres más poderosos de la industria teatral británica.

La trama de esta secuela cuenta con una serie de incongruencias. Por ejemplo, Andrew Lloyd Webber sitúa THE PHANTOM OF THE OPERA en 1871 y LOVE NEVER DIES en 1907, habiendo pasado 26 años entre una y otra. Sin embargo, el mismo Webber afirma que la acción de LOVE NEVER DIES se sitúa tan sólo 10 años después del final de THE PHANTOM OF THE OPERA.

A este hecho anecdótico se unen otros desatinos como el hecho que Madame Giry y su hija decidan seguir al Fantasma en su viaje a Nueva York, sin entenderse demasiado bien el motivo, ya que el personaje en la primera obra era un ser obsesivo y tenebroso al que todos temían, y en esta secuela se ha convertido en un respetable empresario teatral. Sorprendentemente también, Meg Giry pasa de ser parte del ballet clásico de la ópera de Paris a ser la estrella de una compañía burlesca con la pretensión de captar la atención del Fantasma, al que desea conquistar.

El libreto de LOVE NEVER DIES es su punto débil, quizás motivado por el hecho de que haya sido escrito entre cuatro personas diferentes (Andrew Lloyd Webber, Glenn Slater, Ben Elton y Frederick Forsyth). Durante las dos horas y media que dura la función apenas pasa nada. Los personajes están desdibujados y no hay un conflicto real entre ellos. A pesar de todo, tanto Ramin Karimloo como Sierra Boggess y el resto de intérpretes, dan lo mejor de sí para inyectar vida a la trama.

Otro punto controvertido del musical es que su tema central, “Love Never Dies”, pertenecía a la banda sonora original de THE BEAUTIFUL GAME. El uso de una misma canción para dos espectáculos es cuestionable, hasta el punto que el mismo Webber se justifica por esta decisión en el texto del programa de mano de LOVE NEVER DIES.

LOVE NEVER DIES no está a la altura de lo esperado. Ni el público londinense, entregado a la obra de Webber, se muestra entusiasta al final de la función. Esperemos a ver cómo sigue su trayectoria y si mantiene sus previstos estrenos en Broadway y Australia en las fechas esperadas…


Adam Pearce, Niamh Perry y Jamie-Reid Quarrell en una escena de LOVE NEVER DIES

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