Jason Robert Brown es uno de los jóvenes compositores norteamericanos contemporáneos con más prestigio. Aunque sus piezas nunca hasta el momento han sido aclamadas por un público mayoritario, su autoría es un sello de garantía de calidad.

En el 2007 el Donmar Warehouse conmocionó a la audiencia con una brillante puesta en escena de PARADE dirigida por Rob Ashford. Ahora, el joven director Thom Southerland ha vuelto a recuperar este musical para presentarlo en el Southwark Playhouse, un pequeño teatro cercano al Tower Bridge situado bajo un puente. El resultado es un nuevo éxito.

Con libreto de Alfred Uhry y música y letras de Jason Robert Brown, PARADE es un desgarrador musical basado en la historia real de Leo Frank, un judío originario de Brooklyn acusado y condenado por el asesinato y la violación de una menor a principios del siglo XX en el estado de Georgia. Sin darse cuenta, Frank se ve condenado a prisión por un presunto delito que nunca llegó a cometer pero por el que todo el pueblo le acusó sin compasión, eliminando toda presunción de inocencia.

Esta cruda historia está explicada a través de un punzante libreto y de una arrolladora y magistral partitura por los que, no en vano, sus autores recibieron sendos premios Tonys en 1999 (Mejor Libreto y Mejor Partitura).

Con estos elementos de partida es complicado no conseguir un buen resultado, ya que funcionan por sí solos. Desde el cautivador número de apertura, “The Old Red Hills of Home”, la diversidad de estilos musicales que incluye PARADE –desde blues hasta godspell– se encargan de transportar al espectador por la dura realidad de la manipulación del poder en la sociedad, el racismo, las tribulaciones políticas y la histeria colectiva que todo ello provoca.

Esta nueva producción del Off-West End cuenta con un potente trabajo coral del elenco encabezado por Simon Bailey, David Haydn y Mark Inscoe. quienes ofrecen la fuerza necesaria para conducir al público por esta montaña rusa de emociones que protagoniza la pareja central del espectáculo, a la que dan vida Alastair Brookshaw (Leo Frank) y Laura Pitt-Pulford (Lucille).

La puesta en escena es similar a la del Donmar, si bien en esta ocasión el público se sitúa a ambos lados del espacio donde transcurre la acción. Los balcones son nuevamente el elemento principal de la escenografía, que ofrece principalmente un espacio diáfano central en el que se explica la mayor parte de la historia.

No deja de ser sorprendente la cantidad de pequeñas joyas que se pueden encontrar en los teatros del Off-West End. Así como este PARADE cuenta con 14 intérpretes y una banda en directo de siete músicos situados en un mínimo espacio escénico; recientemente el Landor Theatre ha acogido THE HIRED MAN, un clásico británico de Howad Godall en una producción que presentaba a 17 intérpretes y 4 músicos en un espacio aún menor. Esto demuestra que no son imprescindibles grandes producciones para ofrecer musicales de calidad que consiguen cautivar a la audiencia de manera inimaginable contando, además, con el factor de proximidad entre público e intérprete que favorece la conexión entre ambos.