Hace poco más de seis meses que se estrenó en el St. James Theatre de Broadway una nueva producción de GYPSY, el musical de Jule Styne, Stephen Sondheim y Arthur Laurents, con un reparto encabezado por Patti LuPone, Tony Boyd Gaines y Laura Benanti.

Estrenado por primera vez en Broadway en 1959 con dirección y coreografía de Jerome Robbins, GYSPY está basado en las memorias de la famosa stripper Gypsy Rose Lee, y centrado en la figura de su madre, Rose, cuyo sueño era conseguir que sus dos hijas –Louise y June- fueran grandes estrellas del mundo del espectáculo.

Muchos se preguntarán por qué Arthur Laurents decidió montar nuevamente GYPSY tan sólo cinco años después de la última producción del musical, que dirigió Sam Mendes en el 2003 teniendo como protagonista a Bernadette Peters. El legendario escritor no ha tenido ningún reparo en afirmar públicamente sentirse defraudado con el trabajo realizado por Mendes y que por este motivo quiso volver a presentar GYPSY en Nueva York tal y como él creía que tenía que ser. Ésta es la tercera vez que Laurents dirige GYPSY, después de hacerlo en los revivals de Londres y Broadway de 1973 y 1974, y en el revival de Broadway de 1989. El paso del tiempo parece haberle dado la capacidad de dotar a los personajes de más vida y de profundizar en su visión sobre una familia desestructurada.  Además, contando con el apoyo del excelente trabajo de Patti Lupone, que ofrece una Rose contundente y energética.

El personaje de Rose cuenta con dos números supremos, “Everything’s Coming Up Roses” y “Rose’s Turn”, en los cuales la oscuridad se adueña de la sala y toda la escena se centra en la figura de esa mujer que se muestra ante el espectador sin ningún tipo de ornamento, mostrando una intensidad emocional inigualable que capta magnéticamente la atención del espectador.

La escenografía de esta nueva producción no es demasiado fastuosa, sino que recurre a los mínimos detalles para situar cada escena. Esto provoca que los que adquieran protagonismo sean los personajes, trabajados cuidadosamente y con esmero. El resultado es un GYPSY más sensibilizador, que enfatiza una triste historia de deseos frustrados de una familia que anhela amor, seguridad y recibir el reconocimiento de los otros.

La banda sonora de GYPSY contiene canciones que se han convertido en standards con el paso del tiempo, como la citada anteriormente – “Everything’s Coming up Roses”-, “Some People” o “You Gotta Get A Gimmick”, siendo considerada una de las más notables del género.