El público de Barcelona, y especialmente los amantes del género musical, estamos de enhorabuena. CABARET, un clásico con música y libreto de John Kander, Fred Ebb y Joe Masteroff, se puede disfrutar desde el 21 de septiembre y por un periodo limitado de cuatro meses (según dicen) en el Teatro Apolo de la Ciudad Condal.

Este montaje –que previamente se había podido ver en Madrid y en otras ciudades de la península– llega lleno de fuerza y consigue transmitir de manera emotiva las agridulces peripecias de un grupo de personajes que viven la aterradora ascensión de los nazis al poder, transformando el Berlín de 1931 en una ciudad de pesadilla.

Aunque el personaje de Sally Bowles, la artista estrella del cabaret Kit Kat Klub, podría parecer la protagonista absoluta (por culpa, en gran medida, de la inolvidable encarnación que Liza Minnelli hizo en la versión cinematográfica), la verdad es que CABARET es una historia coral que cuenta con unos actores espléndidos. Marta Ribera da a Sally un aire naif y tragicómico que consigue cautivar al espectador en los momentos más dramáticos de la historia. Victor Masan brilla en el papel del presentador del cabaret, consigue ponerse al público en el bolsillo desde el principio de la obra y, haciendo de maestro de ceremonias, recibe las ovaciones más  de la noche. También hay que destacar a Patricia Clark, que interpreta a Fraulein Schneider y consigue dejar un recuerdo inmejorable con su espléndida interpretación.

La escenografía y el vestuario son poco espectaculares, pero están muy bien cuidados y resultan terriblemente efectivos en su sencillez.

Hay que destacar especialmente a la orquesta que pone música en directo a esta historia berlinesa, haciendo de la partitura (casi en su totalidad conocida por el público) una sucesión imparable, enérgica y brillante de temas que tardarán en desaparecer del imaginario del espectador una vez abandonado el teatro.

CABARET es, en definitiva, una buena opción para todos aquéllos que quieran conocer o revivir un clásico del musical. Eso sí, antes de adentrarse en el Kit Kat Klub, se tienen que dejar todos los problemas en la puerta del Teatro Apolo.