“Falling Slowly”, el título de la canción más popular de ONCE THE MUSICAL, podría resumir perfectamente lo que siente el espectador al ver el musical: Se enamora lentamente de él a cada escena... Se enamora de la música tradicional irlandesa que abre la función, del bar-escenario donde todo sucede, de los intérpretes, de las canciones, de la historia, del sonido de la guitarra, de la voz desgarrada de Declan Bennet, de la sutileza y la gracia de Zrinca Cvitešić y de sus escenas juntos... Incluso puedes enamorarte del que está en la butaca de al lado… ONCE destila amor y ternura por todos lados.

ONCE THE MUSICAL es un musical íntimo presentado en un gran teatro. Y aunque, suene incongruente, la delicada dirección de John Tiffany consigue maximizar los pequeños detalles y minimizar la espectacularidad de un musical de estas características, buen merecedor de los ocho premios Tony conseguidos el pasado año en Broadway.

Si la película de 2006 consiguió obtener un éxito inesperado de taquilla cautivando al público de todo el mundo, la versión escénica le sigue a la zaga. El público y la crítica de Broadway ya cayó rendido a pies del musical en su estreno en el 2011; y en el West End está ocurriendo lo mismo, pues los espectadores aclaman en pie a la compañía al final de cada función agradeciéndoles su trabajo con una gran ovación.

ONCE es un musical contemporáneo situado en las calles de Dublín, donde un Chico (músico callejero de día, reparador de aspiradoras de noche) y una Chica (inmigrante checa) se conocen por casualidad y comparten su amor por la música. Durante el curso de una semana llena de coincidencias del destino, esta inesperada amistad y colaboración profesional entre ambos evolucionará rápidamente en una poderosa pero complicada historia de amor.

ONCE muestra uno de aquellos momentos mágicos en la vida en el que conoces a alguien que es capaz de cambiar tu vida por completo y darle un nuevo sentido; pero que requieren de la valentía para ser capaz de enfrentarse a los propios miedos y dejarse guiar por los sentimientos.

El elenco de ONCE está formado por 13 intérpretes, pero el peso de la función recae sobre la pareja protagonista. Los productores, muy acertadamente, deciden no apostar directamente por grandes nombres, sino hacerlo por la esencia y el talento de los intérpretes, aunque no sean demasiado populares. En este caso, el músico Declan Bennett y la actriz croata Zrinka Cvitešić realizan un fantástico trabajo, aportando intensidad, delicadeza y sutileza a sus interpretaciones, llevando a escena esta bella y a la vez triste historia de amor, donde los silencios comunican más que las palabras.

Bob Crowley ha diseñado una escenografía sumamente práctica, recreando el interior de un pub de Dublín, sin más. Es ingeniosa la idea de convertir el escenario en bar literalmente durante el entreacto, de manera que el público pueda subir a tomar su copa, integrándolo aún más en la función.

ONCE THE MUSICAL es una cita obligatoria para todos aquellos que quieran dejarse sucumbir por una dulce historia de amor repleta de maravillosas canciones. Un espectáculo que ha llegado dispuesto a encontrar su lugar y a robar el corazón de su público con su exquisitez. Amor y arte en estado puro.