`Sunset Boulevard´ es, seguramente, la calle más famosa de Los Ángeles. Su nombre evoca el glamour y el lujo de los años dorados de Hollywood, una época en que las mansiones de las grandes estrellas del celuloide se levantaban majestuosas a lo largo de sus 35 quilómetros de largo. Pero SUNSET BOULEVARD es también el título del musical de Andrew Lloyd Webber basado en la película homónima dirigida por Billy Wilder en 1950.

A través de la historia de Norma Desmond, una antigua estrella del cine mudo olvidada por todos, y del joven escritor Joe Gillis, quien intenta subsistir como guionista en la industria cinematográfica, la obra retrata con maestría la inocencia de un tiempo en el que el cine era un arte recién creado y aún por descubrir. Un arte que fascinó por completo a las gentes de aquel entonces, ofreciéndoles, como dice una de las canciones más bellas del musical, nuevas maneras de soñar. Con los años, la magia y la inocencia de la nueva industria fue sustituida por el negocio puro y duro, una industria gigantesca que dejó caer en el olvido a muchos de los nombres que contribuyeron a hacerla grande.

Andrew Lloyd Webber vio por primera vez la obra maestra de Billy Wilder en los años 70, y desde un primer momento quiso llevarla a los escenarios en forma de musical. Sin embargo, en ese tiempo, el joven compositor no tenía suficiente capacidad económica para adquirir los derechos del film, por lo que el proyecto quedó aparcado. En los siguientes doce años, Lloyd Webber mantuvo conversaciones intermitentes con diversas personalidades como Hal Prince o Christopher Hampton sobre la posibilidad de realizar la adaptación musical de `Sunset Boulevard´, pero sin llegar nunca a concretarse nada. Por fin, tras ASPECTS OF LOVE, Lloyd Webber sintió que su siguiente proyecto tenía que ser, sin lugar a dudas, SUNSET BOULEVARD. Así que, tras negociar con la productora del film, Paramount, adquirió los derechos, contactó una vez más con Christopher Hampton y con Don Black para que trabajaran en el libreto y letras de la obra y se puso a componer la música. Era el año 1989. El musical se estrenó en el Adelphi Theatre del West End en 1993, y en 1994 llegaba a Broadway tras una ‘premiere’ americana que tuvo lugar, como no podía ser de otro modo, en Los Ángeles.

Las producciones originales de SUNSET BOULEVARD en Londres y en Nueva York eran montajes tan suntuosos como el mundo de las estrellas del cine mudo que se refleja en la obra. Decorados lujosos, grandes elencos, magníficas orquestas. El espectador que guarda en su memoria el recuerdo de tan espectacular montaje, se acerca a ver el revival del Comedy Theatre del West End con la intriga de saber cómo se puede acometer la adaptación a un formato reducido de este musical por naturaleza grandilocuente. Y lo cierto es que el show no sólo no defrauda sino que sorprende en muchos momentos por una puesta en escena innovadora en muchos aspectos.

El montaje está dirigido por Craig Revel Horwood, cuyos créditos teatrales en Londres incluyen WEST SIDE STORY (coreografía y asistente de dirección), MISS SAIGON (director residente), MARTIN GUERRE (asistente de coreografía), HEY, MR. PRODUCER! (coreografía) o SPEND, SPEND, SPEND (coreografía), entre otros. Desde el 2006 ha dirigido algunas de las producciones presentadas en el Watermill Theatre de la localidad británica de Newbury. Tras HOT MIKADO y MARTIN GUERRE, llegó el montaje de SUNSET BOULEVARD, que se estrenó en este teatro en verano del 2008. El gran éxito de público que obtuvo motivó su traslado al Comedy Theatre del West End, donde se representa actualmente.

Revel Horwood se enfrenta a este montaje de dimensiones necesariamente pequeñas con gusto y sentido común. No puede competir con decorados extravagantes y cuenta con una compañía integrada tan sólo por trece actores que tocan también los instrumentos musicales, siguiendo una tendencia actual que ya ha dado buenos resultados en otras propuestas teatrales. Compensa la falta de majestuosidad poniendo todo el énfasis en el elemento humano. Para el director, SUNSET BOULEVARD es principalmente la historia de Norma Desmond, una actriz que intenta recuperar el esplendor de su pasado. Kathryn Evans da vida a este personaje, seguramente uno de los papeles femeninos de teatro más potentes y agradecidos. Grandes actrices del género se han puesto en la piel de esta mujer manipuladora pero al mismo tiempo terriblemente frágil: Glenn Close, Betty Buckley, Patti LuPone, Elaine Paige, Petula Clark... Evans, que ha actuado en el West End en montajes como EVITA, ASPECTS OF LOVE, ANYTHING GOES o MACK AND MABEL, también está a la altura. Su encarnación de Norma Desmond es poderosa y a la vez conmovedora. Llena de fuerza y de intensidad, pero con la vulnerabilidad que requiere el papel. Posee también una gran fuerza en la mirada que casa a la perfección con un personaje que rehúye de la palabra hablada y busca transmitir las emociones exclusivamente a través de sus ojos.

El resto de la compañía está integrada por doce actores/músicos, que tocan instrumentos musicales a la vez que interpretan a sus respectivos personajes. Sólo Ben Goddard, en el papel de Joe Gillis, toca un instrumento en momentos puntuales de la obra. Realizar un montaje con actores/músicos aumenta la complejidad del mismo, pero si se resuelve bien el resultado para el espectador es gratamente satisfactorio, ya que la instrumentación se integra enteramente en la historia y el público se compromete con la música de una forma distinta. A diferencia de otros montajes donde la audiencia quizá no es consciente de la instrumentación, en este caso podría afirmarse que los instrumentos forman parte de los mismos personajes: éstos se definen de igual manera por sus diálogos y canciones como por las notas que emiten.

 
Laura Pitt-Pulford (Betty Schaefer) y Ben Goddard (Joe Gillis)

Sarah Travis ha sido la encargada de realizar los arreglos musicales para esta producción de SUNSET BOULEVARD. Travis ha procedido a reducir la instrumentación para adaptarla de la gran orquestra que había en las producciones originales a los once músicos que tocan instrumentos en este montaje. Al haber trabajado en proyectos anteriores con Craig Revel Horwood, existe entre ellos un conocimiento mutuo que redunda en beneficio del espectáculo, sobretodo en este espectáculo donde actores y músicos son los mismos. Si el director desea que en un determinado momento los intérpretes ejecuten una coreografía, es obvio que no pueden estar tocando su instrumento al mismo tiempo. Así que, según explica Sarah Travis, en ocasiones hay que tomar decisiones difíciles y elegir aquello que sirve mejor a los intereses de la historia en cada momento. La confianza entre el director y coreógrafo y la directora musical es esencial en este aspecto.

La sobria escenografía, obra Diego Pitarch, está dominada principalmente por un enorme retrato de una joven Gloria Swanson (actriz que dio vida a Norma Desmond en la película de Billy Wilder) junto a una escalera de caracol. Toda ella, junto a las lámparas del propio teatro, han sido cubiertas con telarañas que enfatizan el efecto de decadencia de la gran mansión y de la propia Norma Desmond. Las proyecciones se utilizan para complementar algunas de las escenas, como la persecución de coches que lleva a Joe a la mansión de Norma. El vestuario de Fizz Jones utiliza unos tonos grises que evocan con elegancia la época del cine en blanco y negro.

Cabe destacar, finalmente, la presencia de algunas aportaciones innovadoras en este SUNSET BOULEVARD respecto a la producción original. Es el caso del tema "Too Much In Love To Care", un dúo cantado por los personajes de Joe Gillis y Betty Schaeffer. Siempre había sido interpretado como un tema de amor al uso, de forma romántica y acaramelada, sin embargo en este montaje se presenta de modo totalmente distinto, ya que en él predomina toda la desesperación de dos personas que se enamoran a su pesar. En otros momentos de la obra se recurre al recurso del fuera de plano y la voz en off, por ejemplo en la llegada de Norma Desmond a los estudios Paramount.

En definitiva, el SUNSET BOULEVARD que se puede ver en el Comedy Theatre es una propuesta sumamente interesante que se ha visto recompensada con cuatro nominaciones a los premios Laurence Olivier: Mejor Revival de Musical, Mejor Actriz en un Musical (Kathryn Evans), Mejor Actor de Reparto en un Musical (Dave Willets por su interpretación de Max Von Meyerling), y Mejor Actuación de Compañía.