THE SCOTTSBORO BOYS es el último musical escrito por el prolífico dúo de compositor y letrista formado por John Kander y Fred Ebb, autores de éxitos como CABARET o CHICAGO. Ambos, junto al libretista David Thompson, y la directora y coreógrafa Susan Stroman, pensaron que la injusta historia de los jóvenes de Scottsboro debía ser explicada, y lo hicieron a través de un musical que se estrenó en el Off-Broadway en el 2010, fue posteriormente transferido a Broadway, permaneciendo allí dos meses en cartel; y ahora se puede ver en el Garrick Theatre del West End londinense, tras el éxito obtenido a finales de 2013 en el Young Vic Theatre de Londres.

Los chicos de Scottsboro fueron nueve jóvenes afroamericanos acusados injustamente de violar a dos mujeres blancas en Alabama (Estados Unidos) en 1931. Los nueve chicos fueron declarados culpables, encarcarcelados y condenados a pena de muerte por un delito que no cometieron.

THE SCOTTSBORO BOYS cuenta esta cruel historia, en un sólo acto de una hora y cuarenta y cinco minutos, utilizando la estética del género minstrel, típico en Norteamérica entre 1840 y 1900, en el que inicialmente actores blancos pintaban sus caras de negro para interpretar canciones y bailes donde imitaban a los negros, de forma cómica y con aires de superioridad. Cuando, ya a partir de 1855, comenzaron a actuar actores negros, ellos mismos tenían que exagerar su negritud, incluso pintándose la cara igualmente.

En THE SCOTTSBORO BOYS todos los intérpretes son negros, excepto el Interlocutor, el presentador y narrador del espectáculo. De esta manera, utilizando teatro dentro del teatro, se intenta minimizar la crudeza de los hechos acontecidos.

La producción dirigida y coreografiada por Susan Stroman -con un inteligente y simple diseño de Beowulf Boritt- es provocativa, causando incluso la incomodidad del público en varios momentos debido al sarcasmo de su libreto. La coreografía es brillante, especialmente la escena de claqué alrededor de la silla eléctrica.

THE SCOTTSBORO BOYS es un espectáculo coral, con un magnífico ensamble, en el que destaca especialmente Brandon Victor Dixon como Hayward Patterson, el hombre que rechaza su libertad por mantenerse fiel a la verdad.

Aunque la partitura de THE SCOTTSBORO BOYS -mezcla de jazz, gospel y vaudeville- no tiene ningún tema en particular especialmente recordable o pegadizo, mantiene el sello de John Kander, con reminiscencias de algunos de sus espectáculos más populares.

Es chocante que una historia tan injusta y triste como la de estos chicos se pueda convertir en algo tan jovial y aparentemente superfluo como un musical; pero ésta es la grandeza de THE SCOTTSBORO BOYS, rompe esquemas.