Más de tres años después del estreno de LOVE NEVER DIES en Londres, la no falta de polémica secuela de THE PHANTOM OF THE OPERA, Andrew Lloyd Webber presenta un nuevo trabajo en el West End. Se trata de STEPHEN WARD, musical que narra el escándalo político en el que se vio involucrado el popular médico osteópata londinense en los años 60.

Webber salta así de los romances de época basados en novelas clásicas de sus últimos trabajos -el citado LOVE NEVER DIES y THE WOMAN IN WHITE (2004)- a poner nuevamente el foco de la escena en una figura histórica involucrada con la política, como ya hiciera con EVITA en 1976 con la esposa del político argentino Juan Perón.

Para la creación de este nuevo musical Andrew Lloyd Webber ha contado con la colaboración de Christopher Hampton y Don Black para escribir el libreto y las letras, como ya hiciera en SUNSET BOULEVARD.

Además del hecho de que una figura histórica que fue portada de los diarios en su época centre la historia de este musical, hay otras similitudes con EVITA, como la utilización de la figura del narrador para desarrollar la trama, aquí realizada por el mismo protagonista Stephen Ward, y alguna que otra melodía que lleva a reminiscencias de este emblemático musical que aún se representa con éxito.

Andrew Lloyd Webber ha demostrado nuevamente un acto de valentía al estrenar STEPHEN WARD en Londres y recordar el escándalo político y sexual protagonizado por John Profumo en 1963. El musical destapa la otra cara de la política británica y la manipulación mediante la cual las grandes personalidades políticas pueden conseguir evadir sus responsabilidades y traspasarlas a otra inocente persona. Algo de lo que todos podemos encontrar referentes en nuestro país y que continúa siendo plenamente vigente, lamentablemente.

Con una estética sencilla que se sitúa entre el cabaret y el circo creada por Rob Howell y unas inteligentes proyecciones diseñadas por Jon Driscoll, STEPHEN WARD alza el telón con un número introductorio que ya atrapa al público, utilizando la frecuente técnica de comenzar la historia por el final, como curiosamente también hacía EVITA.

El primer acto es alegre y vital, explicando cómo el osteópata Stephen Ward conoce a Christine Keeler, una bella chica corista por la que siente una especial atracción y con quién decide compartir su casa y su vida, aparentemente sin ningún tipo de interés emocional ni sexual. Socialmente bien situado, Ward vivía también con otra joven, Mandy Rice-Davies. En una de las frecuentes fiestas sociales a las que asistían, Ward presentó a Christine al Ministro Británico John Profumo, casado con la actriz Valerie Hobson. Christine y Profumo comenzaron a tener un affair a la vez que Christine se relacionaba también sexualmente con el político ruso Yevgeni Ivanov. Rápidamente comienzan a hacerse públicos los rumores de la relación entre Profumo y Christine y se destapa el escándalo.

El segundo acto es mucho más oscuro, centrándose en las tramas políticas para eclipsar este escándalo y llevar el foco de atención a Stephen Ward, culpándolo de proxenetismo manipulando las declaraciones de los testigos. La luminosidad, optimismo y utopía de las relaciones que se mostraban anteriormente, quedan tapadas por los tejemanejes políticos que muestran la hipocresía social que reina en este mundo.

Alexander Hanson hace un brillante trabajo poniéndose en la piel de Stephen Ward; de la misma manera que su compañera Charlotte Spencer como Christine Keeler, aportando el grado de inocencia y fortaleza que requiere el personaje. También destacan Charlotte Blackledge como Mandy y Joana Riding como Valerie Hobson, esposa de Profumo, un papel pequeño pero que le permite brillar en el tema “I’m Hopeless When It Comes To You”. Este es uno de los showstoppers de este nuevo musical de Webber, así como lo es el dueto de Stephen y Christine “This Side of The Sky”, temas que llevan impreso en ellos el sello gracias al cual el compositor británico ha conseguido ser uno de los grandes maestros de la historia del teatro musical.

STEPHEN WARD puede resultar incómodo al público británico, pero es una interesante pieza de teatro musical que cuenta una historia que remueve conciencias a través de una preciosa banda sonora, con excelentes interpretaciones y una magnífica puesta en escena. Esperemos que logre tener una vida más larga de la que inicialmente se espera.