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SWEET CHARITY inunda el West End de su amarga candidez

13/05/2010
El revival del musical de Neil Simon, música de Cy Coleman y letras de Doroyhy Fields se estrenó oficialmente en el Theatre Royal Haymarket el pasado 4 de mayo.

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La Menier Chocolate Factory de Londres se ha convertido, como su propio nombre indica, en una importante factoría de buenas producciones que tras realizar una temporada limitada en este pequeño e íntimo teatro londinense dan el salto al West End (LITTLE SHOP OF HORRORS) o incluso a Broadway (SUNDAY IN THE PARK WITH GEORGE, LA CAGE AUX FOLLES, A LITTLE NIGHT MUSIC). El último de los montajes que ha dado el salto a un teatro del West End es el revival de SWEET CHARITY protagonizado por Tamzin Outhwaite.

Dirigida por Matthew White y coreografiada por  Stephen Mear, la producción consiguió un éxito absoluto durante los más de tres meses de funciones en la Menier -desde el 21 de noviembre de 2009 hasta el 7 de marzo de 2010-. Este hecho motivó la transferencia del espectáculo al  Theatre Royal Haymarket del West End, donde se estrenó oficialmente el pasado 4 de mayo de 2010 tras iniciar funciones previas el 23 de abril.

SWEET CHARITY tiene su origen en la película de Federico Fellini ‘Las noches de Cabiria’, una versión oscura del cuento de la Cenicienta sin el tradicional “y fueron felices para siempre”. El director y coreógrafo Bob Fosse vio el film y pensó que sería un buen tema para un musical. Tras el trabajo llevado a cabo por un equipo creativo integrado por Cy Coleman (música), Dorothy Fields (letras) y Neil Simon (libreto), el musical se estrenó en Broadway en 1966.

Durante el proceso de creación del musical, la acción se movió de Roma al Nueva York de los años 60 y la protagonista, que en la película era una prostituta, en el espectáculo se convirtió en una bailarina de night-club. El cambio se realizó para asegurar la simpatía y empatía del público con el personaje principal, de manera que se dejaba claro que, mientras algunas otras de las chicas que trabajan en el club también se dedican a la prostitución, lo único que Charity “vende” es su tiempo.

A lo largo de los años y de los diversos revivals de SWEET CHARITY que se han llevado a cabo tanto en Broadway como en Londres, el musical ha sufrido diversos cambios. El montaje del Theatre Royal Haymarket se ha mantenido bastante fiel al original, aunque cuenta con diversas innovaciones que hacen de ésta una producción interesante.

Una de las diferencias más destacadas de éste respecto a otros montajes del musical es el hecho de que el elenco es algo más reducido de lo habitual. Todos los actores de la obra, excepto Tamzin Outhwaite en el papel de Charity, interpretan a más de un personaje. Destaca en este sentido el buen trabajo de  Mark Umbers al encarnar a los tres hombres que entran y salen de la vida de Charity: Charlie, Vittorio y Oscar. Tres arquetipos masculinos completamente distintos a los que el intérprete otorga vida propia. La decisión de utilizar una compañía reducida era algo muy conveniente teniendo en cuenta las características de un sitio tan pequeño como la Menier, sin embargo se trata de una opción que se ha mantenido al transferir el espectáculo al West End -tan sólo se han incorporado algunos bailarines de más- ya que funciona a la perfección y refuerza la idea de Charity como eje central de la historia alrededor de la cual pivotan el resto de personajes.

Por supuesto, en el apartado actoral, brilla con luz propia Tamzin Outhwaite en el papel de Charity Hope Valentine, la tierna y frágil chica que siempre entrega su corazón al hombre equivocado. Se trata de un personaje complicado, porque debe ser alguien completamente ingenuo y cándido pero a la vez ha de ser creíble que se dedique a lo que se dedica: el ambiente principal de Charity son los bajos fondos y tugurios con poca iluminación y mucho alcohol. Conseguir este punto intermedio no es fácil, y Outhwaite sale absolultamente airosa del reto.

En lo que se refiere al diseño escenográfico, también aquí se nota la procedencia de este montaje de SWETT CHARITY. La escenografía es obra de Tim Shortall, y está compuesta de elementos móviles que con rapidez y sutileza trasladan al espectador de una escena a otra. Aunque para su estreno en el West End se ha rediseñado levemente para adecuarla al escenario del Royal Haymarket  -más profundo que el de la Menier-, sigue siendo una escenografía efectiva que sin grandes alardes consigue reflejar la atmósfera donde se desarrolla la acción, recreando de forma muy correcta el Nueva York de los años 60.

Tratándose de un musical dirigido y coreografiado originalmente por Bob Fosse, es obvio que las coreografías tienen un papel muy importante en SWEET CHARITY. El trabajo de Fosse ha influido claramente en los posteriores montajes del espectáculo. Para este revival, el coreógrafo Stephen Mear ha querido crear un look diferente y distanciarse de la coreografía de Fosse, rindiendo tributo al original pero sin copiarlo. El resultado son unos movimientos coreográficos acertados pero que beben claramente de la fuente original, lo que ha de considerarse como algo positivo teniendo en cuenta que Fosse es uno de los maestros en este campo y su trabajo está muy asentado en el imaginario colectivo. Las transiciones entre los números musicales y las escenas habladas son muy fluidas, demostrando un buen trabajo en equipo entre Mear y el director  Matthew White.

En cuanto a la banda sonora del espectáculo, SWEET CHARITY incluye grandes canciones como “Big Spender”, “Charity´s Soliloquy” -un tema que en diversas ocasiones ha sido eliminado del musical pero que se mantiene en este montaje-, “If My Friends Could See Me Now” o “I´m The Bravest Individual”. Estas dos últimas canciones son interpretadas de forma intensa por Tamzin Outhwaite, dando algunos de los mejores momentos del espectáculo. En cualquier caso, todos los temas suenan a la perfección en manos de una banda muy potente en la que los metales destacan por su tono electrizante. La orquesta se sitúa en la parte trasera del escenario, aunque sólo es visible al inicio del musical.

En definitiva, el actual revival de SWEET CHARITY en Londres es una propuesta que merece absolutamente la pena, y constituye una buena oportunidad para descubrir -o redescubrir- este clásico del género.


El elenco de SWEET CHARITY en un momento de la función

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