La primera colaboración entre el compositor Richard Rodgers y el letrista Oscar Hammerstein II fue OKLAHOMA!, que marcó el inicio del teatro musical, representando una fusión única entre la comedia musical realizada por Rodgers y la trayectoria en la opereta de Hammerstein. OKLAHOMA! determinó un punto de inflexión en la historia del teatro musical norteamericano, dando paso a una serie de exitosos espectáculos en Broadway: CAROUSEL, SOUTH PACIFIC, ALLEGRO, ME AND JULIET, PIPPE DREAM, FLOWER DRUM SONG, THE SOUND OF MUSIC y THE KING AND I.

Conjuntamente, los musicales compuestos por Rodgers y Hammerstein han recibido un total de 35 premios Tony, 15  Oscars, 2 premios Pulitzer, 2 Grammy y 2 Emmy. Ambos creadores se encuentran entre los 20 artistas más influyentes del siglo XX en Estados Unidos.

A pesar del paso de los años, sus musicales continúan siendo representados en todo el mundo. En Broadway y en Londres se producen constantemente nuevos revivals de estos clásicos. Actualmente en Broadway permanece en cartel en el Lincoln  Theatre el exitoso revival de SOUTH PACIFIC; y el West End ha acogido recientemente nuevas producciones de THE SOUND OF MUSIC y de CAROUSEL.

Desde el 12 de junio el majestuoso espacio del Royal Albert Hall es la sede de una épica producción de THE KING AND I, con un reparto encabezado por Maria Friedman como Anna y Daniel Dae Kim -popular por su participación en la serie ´Lost´ (´Perdidos´)-  como el Rey de Siam. Junto a ellos se encuentra un elenco formado por más de 40 intérpretes y 14 niños dirigidos por Jeremy Sams, responsable de la reciente producción londinense de THE SOUND OF MUSIC y del montaje en Broadway del último musical de Jason Robert Brown, 13. La música es interpretada por la Royal Philharmonic Concert Orchestra bajo la batuta de Gareth Valentine como director musical.

Situada en 1860, THE KING AND I se centra en la figura de Anna Leonowens (Maria Friedman), una profesora inglesa viuda que llega al Reino de Siam junto a su hijo para dar clases a los príncipes y princesas, hijos del Rey (Daniel Dae Kim). El musical explora la relación que se establece entre Anna y el Rey, quien se sorprende al encontrar una mujer que no cede ante su supremacía , defiende sus derechos e intenta dulcificar su rudo carácter.

Esta es la segunda ocasión que se representa una producción completa de un musical en los 138 años de historia del Royal Albert Hall, lo que ya indica las dificultades que comporta adaptar una escenografía a un escenario gigantesco como el de este santuario de la música. No ha sido tarea fácil para el escenógrafo y figurinista Robert Jones enfrentarse a este reto. Para poner en escena THE KING AND I en el Royal Albert Hall se han eliminado las butacas de la arena, para instalar allí toda la corte de Siam. En la amplitud del espacio destaca una imponente columna y una recreación de una laguna (con agua en su interior) en la parte inferior del círculo escénico. Las butacas se sitúan alrededor de la escena, estando situada la orquesta en el fondo. Jones ha aprovechado la majestuosidad del Royal Albert Hall para integrar su escenografía, aprovechando los puntos en común entre la arquitectura de Siam de 1860 y la arquitectura victoriana del edificio británico, uniendo -como en la historia del espectáculo- la cultura asiática y la inglesa.

Si bien la amplitud del escenario ayuda al desarrollo de la historia, lo cierto es que para el espectador esta grandiosidad lo aleja de ella, respirándose una sensación de frialdad durante las más de dos horas y media que dura el espectáculo. Aunque la puesta en escena es excelente, se encuentra a faltar la cercanía y la calidez de un teatro. Esta “frialdad” se acentúa en las escenas con uno o dos personajes, donde la distancia entre éstos y el público resulta excesiva.

Maria Friedman -una de las divas del  musical británico cuyo último trabajo en el West End fue en la pieza de Andrew Lloyd Webber THE WOMAN IN WHITE- cumple con su cometido dando vida a Anna, ejecutando a la perfección los temas musicales, a pesar de que, quizás, es algo mayor para dar vida a este personaje (aunque es bastante recurrente utilizar a grandes nombres como cabeza de cartel a pesar de que la edad de la intérprete sobrepase a la del personaje).

A su lado, Daniel Dae Kim -que debuta en los escenarios londinenses con este personaje- presenta un Rey demasiado frío y poco temperamental, aunque se gana al público con su imponente presencia.

El mejor momento de ambos es la escena en la que Anna enseña a bailar al Rey interpretando el precioso tema “Shall We Dance?”

En el resto del reparto sobresale la  pareja formada por Ethan Le Phong y Yanle Zhong, quienes dan vida a los jóvenes amantes Lun Tha y Tuptim que desean huir del Reino de Siam para poder vivir su amor con libertad. Ambos interpretan las dos baladas románticas del musical: “We Kiss in a Shadow” y “I Have Dreamed”.

Como el resto de espectáculos de Rodgers y Hammerstein, THE KING AND I cuenta con populares canciones que han traspasado las fronteras del musical y han sido interpretadas por diferentes artistas. Aparte de las ya citadas, es el caso de otras como “I Whistle a Happy Tune” o “Getting to Know You”.

Esta producción de THE KING AND I es altamente recomendable para disfrutar de la majestuosidad del Royal Albert Hall, pero el espectáculo en sí pierde parte de su esencia ante un aforo tan grande.

Maria Friedman y Daniel Dae Kim en una escena de THE KING AND I